16 nov 2008

Testimonio de Yvonne Chaka Chaka



SOWETO, Sudáfrica, 15 de junio de 2006 - Yo nací y me crié en Soweto. Mi madre aún vive allí. La esencia y el alma de Soweto corren por mis venas. Una vez que Soweto cautiva a alguien, no lo vuelve a abandonar.
El South West Township (Municipio Sudoriental), generalmente conocido como Soweto, nació en 1904 como complejo de viviendas para mineros negros y terminó convirtiéndose en una metrópolis moderna. Tras las hileras de casas de colores intensos y planchas de hierro corrugado, late el ritmo de este municipio, que se refleja en la política, la moda, la música, la danza y el lenguaje de toda la nación. El pulso de Soweto late en toda África.

Para quiénes somos lo suficientemente viejos como para recordar, Soweto también es símbolo de valor. En 1976, en pleno apartheid, niños y niñas de mi edad (yo tenía 11 años entonces) decidieron protestar contra la enseñanza obligatoria del afrikáans, idioma al que consideraban la lengua del opresor. Y un 16 de junio, 10.000 habitantes de Soweto, en su mayoría alumnos de escuela, se lanzaron a las calles en manifestaciones pacíficas.

Las autoridades respondieron con violencia. Fuerzas policiales armadas lanzaron granadas de gases lacrimógenos contra la multitud, y los estudiantes respondieron con rocas. Al finalizar el enfrentamiento, 152 niños y niñas yacían muertos en la calle. Las manifestaciones continuaron hasta entrado 1977, y en ese lapso se perdieron más de 700 vidas de jóvenes. El 26 de junio de ese año, el gobierno eliminó la enseñanza del afrikáans en las escuelas para niños negros, lo que constituyó un triunfo del movimiento contra el apartheid